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EL MODELO PEDAGÓGICO BLENDED LEARNING
COMPARTIENDO REALIDADES EDUCATIVAS.

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La dinámica actual, matizada entre otros factores por una sociedad 4.0 donde la innovación tecnológica y la informatización imprimen a sus miembros un sello distintivo, ha dado lugar a un salto cualitativo en la educación (Balladares, Avilés y Pérez, 2016).

Por una parte, la necesidad de incluir en el espacio formativo las nuevas tecnologías para responder a las demandas socioeducativas y del estudiantado continúa siendo un reto para las personas inmersas en el proceso de enseñanza-aprendizaje debido al avance continuo del mundo digital (Roig y Moreno, 2020).

Por otra parte, con esta actual Revolución Digital nos situamos frente a un cambio de paradigma que constituye un primer paso si partimos de que el propósito global de la educación es influir en el desarrollo cognitivo, emocional y comportamental del alumnado para facilitar su adaptación exitosa a la sociedad actual.

En este sentido, actualmente están en auge algunos modelos en cuanto a las decisiones formativas, tanto pedagógicas como tecnológicas, suponiendo un revulsivo para nuevas formas de enseñar y aprender más allá de las coordenadas espacio-temporales o la transferencia unidireccional de información, sino que se centran en la construcción colaborativa de conocimiento en entornos educativos divergentes, ofreciendo un nuevo universo de interactividad para las relaciones didácticas.

Uno de estos modelos es el Blended Learning, ya hoy de uso frecuente y habitual en los manuales de medios y las tecnologías en la enseñanza. En la literatura educativa encontramos consenso en su definición: “es el uso mezclado de entornos presenciales y no presenciales con la presencia de la tecnología y cuya idea clave es la selección de medios adecuados para cada necesidad educativa” (Bartolomé, 2008), que está evolucionando hacia diseños pedagógicos en los que se precisa el tipo de actividades y la relación entre ambos entornos.

Aunque son numerosas las investigaciones que resaltan su efectividad frente a otros modelos de enseñanza (Niekerk y Webb, 2016) los interrogantes que actualmente se plantean alrededor del Blended Learning son significativos, por lo que una invitación hacia una reflexión crítica y compartida puede ser de utilidad para los agentes educativos comprometidos e interesados.

Es decir, deberíamos de hacer el ejercicio de analizar cuestiones que ocupen nuestra práctica educativa diaria para encontrar realidades compartidas que nos guíen hacia la búsqueda conjunta prácticas flexibles y adaptables a nuestros contextos particulares.

Recientemente he tenido la oportunidad de realizar este ejercicio con varios colegas del ámbito educativo que también imparten formación mediante Blended Learning y hay una cuestión recurrente compartida que expongo a continuación y que podría ser de interés a debatir: ¿Cómo evaluamos el estado emocional del alumnado al enfrentarse a aprendizajes mediante Blended Learning? Si consideramos que generar un clima emocional positivo es esencial para todo proceso de enseñanza – aprendizaje de calidad nos podría interesar conocer buenas prácticas enfocadas a promoverlo o incluso que prevengan situaciones actuales comunes como el estrés. Para ello nos podemos fijar en el modo cómo nuestros estudiantes se aproximan a este tipo de aprendizaje, sus percepciones, emociones. Un ejemplo nos lo ofrecen desde la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con otras universidades europeas, con el desarrollo de un proyecto basado en Neuroeducaión: SPOTLIGHTERS, para ayudar a los docentes a detectar estados emocionales negativos y así ofrecer estrategias de autocontrol, generando climas emocionales positivos frente al aprendizaje. Se demuestra que es aplicable y personalizable a distintos entornos y en edades desde primaria hasta estudios postobligatorios (spotlighters.eu).

Otros interrogantes compartidos en que coincidimos profesionales que desarrollamos prácticas Blended Learning son: ¿Cómo conseguir una motivación y una proactividad estables en el tiempo mediante Blended Learning? ¿Cómo garantizar una cultura de trabajo colaborativo entre alumnado inmigrante digital mediante Blended Learning?

El diálogo queda abierto alrededor de estos u otros interrogantes que nos puedan ir surgiendo alrededor de los desafíos que plantea ejercer prácticas educativas de calidad con Blended Learning y sería muy interesante poder generar un debate a mayor escala que no solo nos aclare dudas sino que también nos permita seguir retroalimentándonos unos de otros de nuestras experiencias profesionales.

Autora: Marta Robert Prius

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